Recientemente, algunos hermanos y hermanas nos han preguntado: ¿Qué tipo de personas son las que siguen la voluntad de Dios? La mayoría de personas piensan que mientras se aferran al camino del Señor, orando y leyendo la Biblia más y más, y siendo capaces de sufrir y gastar mucho para evangelizar por el Señor, pastoreando iglesias, cargando la cruz para seguir al Señor etc, lo que hacen es seguir la voluntad de Dios y pueden ser arrebatados al reino de los cielos. ¿Es correcta esta opinión? Veamos lo que dijo el Señor Jesús:
El Señor Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicais la iniquidad’” (Mateo 7:21-23). De las palabras del Señor Jesús, podemos ver que cuando Él venga de nuevo, hay muchas personas que predican y obran en el nombre del Señor no serán aprobadas por Él, y además el Señor definirá a ellas como los hacedores de maldad. Esto es suficiente para demostrar que no toda la gente que puede abandonar, gastar, sufrir mucho y trabajar duro para el Señor es obediente a la voluntad del Padre celestial.
Entonces, ¿qué es hacer la voluntad de Dios? Todos sabemos que la voluntad de Dios es la Palabra de Dios, tanto Su intenciones como requisitos todos están en ella, son manifestadas a través de Sus palabras. Cuando leemos las palabras de Dios, podemos entender Sus requisitos hacia nosotros, y luego practicamos según Sus palabras. Esto es seguir la voluntad de Dios. Tal como el Señor Jesús dijo: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amaras a tu projimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39). “Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, […]. El que no me ama, no guarda mis palabras; […]” (Juan 14:23-24). “Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos” (Juan 8:31). De estas palabras, podemos ver que el mayor mandamiento del Señor en la Era de la Gracias es: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Pues, ¿qué es amar al Señor con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma y con toda nuestra mente? Y ¿qué es seguir la voluntad de Dios?
Dios dice: “Jesús fue capaz de completar la comisión de Dios —la obra de la redención de toda la humanidad—, porque Él se preocupaba mucho por la voluntad de Dios, sin Sus propios planes ni consideraciones personales. Él también era el íntimo de Dios, Dios mismo, algo que todos entendéis muy bien. (De hecho, era el Dios mismo, del que Dios dio testimonio; menciono esto aquí para ilustrar la cuestión mediante la realidad de Jesús). Él fue capaz de poner el plan de gestión de Dios como el centro mismo, y siempre oró al Padre celestial y buscó Su voluntad. […] Vivió treinta y tres años en los que siempre hizo todo lo que pudo para cumplir la voluntad de Dios, según la obra de Dios en ese momento, no considerando nunca Su propia ganancia o pérdida personal y pensando siempre en la voluntad de Dios Padre”.
De “La Palabra manifestada en carne”
Este pasaje nos hace comprender que el Señor Jesús pudo obedecer al Padre celestial era que tenía un corazón de amar a Dios. Él cumplió Su deber era para satisfacer la voluntad de Dios, no tenía consideraciones ni exigencias personales, ni se preocupó de Su propio futuro y destino, lo que hizo sólo buscó ser compatible con Dios. De aquí, se puede ver que la verdadera obediencia a la voluntad de Dios se refiere a cumplir el deber con un corazón de amar a Dios, a ser capaz de practicar las palabras de Dios y seguir Sus mandamientos, no tener propia intención y propósito ni buscar posición, fama y lucro, tampoco hacer trato con Dios ni abrigar deseos extravagantes. No importa cómo obra Dios, qué situación Dios se le da, incluso si las dificultades, los sufrimientos o las pruebas, es capaz de obedecer el arreglo de Dios, lo que hace sólo es para exaltar a Dios y dar testimonio de Él, cumplir comisiones de Dios y seguir Su voluntad, esto es satisfacer la voluntad de Dios.
Scripture quotations taken from www.LBLA.com . Copyright by The Lockman Foundation.
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